A la hora de elegir un bonsái es importante considerar si la especie elegida es compatible con las características ambientales del lugar, los cuidados de riego de la planta y su mantenimiento.

Existen varios estilos de bonsái, siendo los más comunes:

- Chokkan (recto formal): tiene el tronco recto, con la parte inferior más gruesa y la punta más fina. Las ramas también deben seguir la forma del tronco en espiral, siendo más gruesas y triangulares cerca de la base y disminuyendo en la punta.

- Moyogi (recto informal): tiene ondulaciones en el tronco y con la punta centralizada, las ramas también deben seguir el patrón del tronco.

- Hokidachi (escoba): tiene el tronco con forma de cono, recto y con la punta redondeada. Este modelo contiene muchas ramificaciones de ramas, que llenan el tronco sin fallas, dando forma al estilo "escoba".

- Kengai (cascada): su tronco sale del recipiente en forma de S y hacia abajo, formando el efecto de "cascada". Las ramas siguen el tronco de manera triangular invertida.

- Yose-ue (bosque): es la combinación de varios árboles de la misma especie en un solo recipiente, lo que proporciona el efecto de bosque.

¿Cómo cuidar un bonsái?
Se debe recordar primero que el bonsái es un árbol, por lo tanto es importante conocer información sobre la especie. Como cualquier otro tipo de planta, es necesario que el cuidador esté atento a la siguiente información:

Tipo de recipiente
El recipiente adecuado dependerá de la especie del árbol a plantar, por lo que se deben considerar aspectos como los hábitos y el tipo de tronco. Por lo tanto, el recipiente debe tener 2/3 de la altura del árbol y una profundidad dos veces más gruesa que el tronco en la base.

Suelo
El suelo ideal debe tener buena retención de agua y capacidad de drenaje del exceso, ofreciendo mayor humedad al bonsái sin acumulación. Además, debe tener un tamaño suficiente que permita la entrada de oxígeno a las raíces. Algunos ejemplos son: piedra pómez, roca de lava, Akadama, entre otros.

Riego
El riego debe realizarse cuando la superficie esté casi seca. En caso de estar húmeda, no es necesario realizar el riego en ese momento, ya que el exceso de agua puede llevar al pudrimiento de las raíces. Para saber el momento adecuado, basta con realizar la prueba del dedo en la tierra a 1 cm de profundidad y verificar si está seca o húmeda.

No es necesario crear una rutina para regar, en días más frescos se puede regar una vez, y cuando hace más calor, dos veces. Pero recuerde que dependerá del suelo y del tipo de árbol. No se recomienda regar justo después del contacto con el sol, ya que la tierra estará caliente y el agua fría.

Lo ideal es regar todo el recipiente hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje, por lo que no se recomienda tener un plato debajo, ya que no permite la salida de agua, dejando las raíces empapadas. Después de algunos minutos, cuando la superficie esté un poco más seca, repita el proceso. Recuerda que la tierra no debe estar empapada.

Abono
El abono debe hacerse durante todo el período de crecimiento del bonsái, desde la primavera hasta la mitad del otoño, cada 15 días. En las estaciones de invierno y verano, el abono debe hacerse cada mes. Recuerda que los árboles trasplantados no deben ser abonados durante un mes, y los árboles enfermos no pueden recibir abono.

Los componentes del abono ayudarán a que el árbol crezca saludable y dé frutos, su proporción varía según la especie. Los más comunes son el nitrógeno, que ayuda en el crecimiento de las hojas. El fósforo actúa directamente en la raíz, activando un crecimiento saludable. Y el potasio, que estimula el aumento de flores y frutos.

Poda
La poda se puede realizar cada tres o seis meses, dependiendo de la especie. Lo ideal es que se realice en invierno, siendo el momento vegetativo del árbol, lo que proporcionará dirección al crecimiento de las ramas. Para que sea efectiva, verifica el tipo de especie y moldea de acuerdo con lo deseado. Con el uso de un alicate o tijeras, elimina las ramas y brotes que pasan del formato.

Moldeado
El moldeado se realiza a través de la colocación de alambres que orientan las ramas hacia el crecimiento correcto. Dependiendo de la especie, los alambres se pueden colocar durante todo el año, pero es necesario observar el árbol de forma regular, ya que puede crecer y necesitar otro alambre. Si el cambio no se realiza en el momento adecuado, el alambre puede dejar cicatrices. Los materiales utilizados pueden ser de aluminio anodizado o cobre recocido.